Como ya mencioné antes, tuve que ir a la facultad a hacer un cambio de horario. Obviamente -mi querido público espectador- esto es lo que llamamos la "burocracia de la UBA"; pero más particularmente, hablaremos hoy de la "burocracia de la FMED", ya que es la facultad en cuestión.
Conté brevemente que fui un día a hacer el cambio de horario puesto que el que se me asignó no era de mi agrado (teniendo en cuenta también que era una de las últimas opciones que había elegido). Conseguí con quién hacerlo...BIEN AHÍ. Ahora me faltaba concretar el acto. Pero bueno, no se dió porque cuando fui la secretaria se había ido antes por "un problema personal". Me atendió una muchacha (PERSONA AL PEDO Nº1) que solamente supo decirme eso; según dijo, ella no sbía hacer nada y no podía ayudarnos. Así que le preguntamos cuándo podíamos hacerlo, ya que las clases comenzaban a la semana siguiente.
-Vengan mañana que seguro está
-Pero no en el cartel que pusieron en la puerta dice que no atienden mañana Miércoles
-Pero sí atendemos, no se preocupen
-¿Segura?
-Sí
-¿En serio?
-Sí
-¿Tengo que creerte'
-Que me parta un rayo
Ahí es cuando debería haber aparecido Zeus y partirla en dos con uno de sus geniales rayos. Porque cuando al día siguiente fuimos, la secretaria tampoco estaba. Llegamos a las 10 (hora supuesta de apertura de la cátedra) y la esperamos una hora y media. Pero no llegó.
El hombre que nos atendió dijo que no sabía hacer nada de lo que le pedimos (PERSONA AL PEDO Nº2) y que si a nosotras nos habían dicho el día anterior que ella iba a ir, entonces era porque iba a ir; pero que él no sabía ayudarnos. Una hora después de esperar sentadas en la fría puerta de la cátedra el hombre nos invitó a pasar para que estuviéramos "más cómodas". Seguimos esperando y después de media hora/cuarenta minutos, llegó la PERSONA AL PEDO Nº1 y ahí fue cuando nos tomaron los datos. "Llamá el lunes para preguntar si está hecho el cambio". Llamé el lunes y nada.
Fui hoy para ver en qué había quedado todo. Pues bien, nos cambiaron de horario. Pero la secretaria me dijo que no sabía hablar, cuando bien fue ella la que me preguntó una serie de incoherencias que no supe contestar. Así que, mi querida secretaria, lo único que puedo decirte es que no tenés valor moral para criticarme nada. Respetá tu horario de trabajo y después hablamos.
La reflexión de hoy: ¿Cómo puede haber tanta gente al pedo en la cátedra que no sabe hacer nada de nada? La respuesta en la próxima transmisión.
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